El valle de Sóller surge en plena Serra de Tramontana, entre olivos centenarios y naranjos. El pueblo de Sóller es uno de los más más singulares de la isla, donde sus diversos edificios modernistas se entremezclan entre la arquitectura tradicional . Curiosamente su cementerio modernista, es sin duda uno de los más bellos de Mallorca.

La ancestral cultura del aceite de oliva junto con el comercio de naranjas, forman parte su historia. Aislado por las montañas y el mar, Sóller emprendió su camino a través del comercio marítimo. El ferrocarril que lo conectaría con Palma en el año 1912, se ha convertido a día de hoy en el tren de Sóller, una de las mayores atracciones turísticas de Mallorca.


A cinco kilómetros del pueblo, se sitúa el puerto de Sóller. un tranvía inaugurado en el año 1913 hace el recorrido, en un evocador paisaje que termina en la costa.

Pasear por su barrio marinero de Santa Catalina, antiguo barrio de pescadores y «mestres de aixa» , (carpinteros de ribera) quienes elaboraban las embarcaciones de madera. Antiguas profesiones cuyos técnicas se trasmitían de padres a hijos. Tradiciones y mucho más que forman parte de la identidad de este municipio del noroeste de Mallorca.